lunes, 25 de febrero de 2013


REMANENTES DE CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS
Todos los investigadores que hemos salido a relevar casos OVNI en los que se han encontrado huellas, es decir que hemos estado frente a casos de Encuentros Cercanos del 2° Tipo, nos pudimos haber enfrentado con alguna radiación, que de alguna manera, pusiera en peligro nuestra salud. 
Hace unos días, en una de las redes sociales, se puso el tema en discusión, siendo algo saludable para los investigadores poner a disposición de otros colegas las experiencias, investigaciones y  opiniones.
En este tipo de casos, tenemos infinidad de materiales investigativos diferentes.
Siempre que se ha visto algún OVNI tocando tierra, muchos investigadores, incluidos nosotros, nos hemos trasladado a la zona para verificar y relevar los datos del lugar y los testimonios de los testigos.
Siempre es emocionante para nosotros estar en los lugares donde se han visto las naves y si hay huellas de las mismas, nuestra energía en la investigación se exacerba, no tomando en cuenta muchas veces que en esas huellas puede haber algún remanente de energías que pueden ser peligrosas.
En una de nuestras investigaciones, en el año 1985, en la Localidad de Lanús Oeste, estando la abuela de setenta (70) años con su nieto un niño de once (11), ambos ven el paso de una nave circular muy cercana a ellos en la terraza de la casa familiar, era una linda noche de verano. Al ver algo tan especial, ambos se levantaron y fueron hacia el aparato que sobrevolaba la casa. De inmediato de su base, una luz violeta fue lanzada hacia ellos y los envolvió por completo unos segundos; luego, sin más el OVNI salió con una tremenda aceleración, perdiéndose hacia el cielo. En ese momento para ambos, abuela y nieto, fue la experiencia más asombrosa de sus vidas. Pero se convirtió en la pesadilla más grande, pues a partir de ese momento, los dos comenzaron a tener problemas graves con su presión arterial. Sí, hasta en un niño de once años no podía controlarse. La abuela, por este motivo, muere en poco tiempo. El joven, llevó un mantenimiento constante con medicación y dietas.
Si bien es cierto que muchos de nuestros colegas han estado en constante investigación del fenómeno de las huellas, en cualquier lugar de nuestro territorio, especializándose en este aspecto y nunca han tenido problemas de salud, hemos tenido noticias alarmantes de otros de nuestros colegas que, en el campo, en investigaciones de mutilaciones de animales y corroborando huellas circulares en las cercanías del o los animales muertos, han tenido nauseas, cefaleas, ardor en sus manos al tocar al animal y hasta reacciones alérgicas ( ojos, garganta, nariz, etc.).
En 1993, a nuestro instituto en el barrio de Villa Devoto, en Capital Federal, se acercaron cinco muchachas que editaban un boletín de tipo espiritualista, con relación a los OVNIS  y a los que ellas consideraban como Hermanos Mayores Cósmicos, o Maestros. Siempre iban a meditar en los lugares donde quedaban huellas de sus naves. En ese momento lo vi como una obsesión de estas muchachas pues creían que estar allí, en el lugar donde Ellos descendían, era la panacea del conocimiento y que todo el Amor y la Sabiduría de estos Seres les eran transmitidos.
Un sentimiento maravilloso, aunque lo maravilloso estaba en ellas, en su pensamiento, sus sentimientos de amor y altruismo. Bellísimas personas.
Al poco tiempo, dejaron de venir todas; una de ellas había contraído leucemia y estaba grave. Luego otra, y otra, en pocos meses. Luego no las vimos más, suponemos que todas murieron, pues las primeras cuatro ya habían fallecido y la última de las chicas que quedaba nos lo había transmitido. Creemos que esta última muchacha de no más de treinta (30) años, también falleció.
Por eso me pregunto: ¿Son seguras las investigaciones en esos Encuentros Cercanos del 2° Tipo? ¿Es seguro para la salud del investigador, acudir sin ninguna protección o por lo menos con detectores que adviertan si las huellas están libres de emisiones electromagnéticas, microondas, u otro tipo de radiaciones?
 Cuando nos acercamos a la Localidad de Lobos a investigar el notable caso Loturco, que fue eclipsado al poco tiempo por el impresionante Caso Bariloche, pudimos entrar en la propiedad del vecino en la que se encontraba una piscina con faltante de agua y frente a ésta, un gran círculo de césped quemado, viéndose también un bananero, quemado parcialmente hacia la zona del círculo en el pasto. Hacia los fondos del terreno, se había encontrado un perro callejero, muerto y completamente seco. Todo esto, al día siguiente que la familia Loturco, tuviera en la puerta de su casa un aparato que describieron como dos platos soperos uno sobre otro unidos por sus bordes y que emitía unas luces giratorias que al pasar hacia atrás dejaban ver su forma y su color que era como el peltre, según nos dijera la Sra. de Loturco.
El 24 de julio de 2009, una de nuestras familias investigadas por casos de Visitantes de Dormitorio, recibió una de éstas visitas. En el parque de la casa, apareció una huella de césped quemado en forma de media luna, que podía verse con un pequeño brillo en la noche. El jardinero no supo de qué se trataba, pues no encontró hongos ni otros elementos (insectos, herbicidas etc.) que pudieran haber causado la huella tan evidente. La protagonista del caso, Mary, nos alcanzó un trozo de césped quemado que presentaba una sustancia aceitosa. Nos acercamos a investigar el 30 de septiembre a la casa. Observamos el lugar de las huellas y nuestro detector de campos magnéticos, aún registraba un residuo, bastante considerable. En la misma casa el 1° de noviembre de 2005, no sólo había quedado una huella en forma de trípode sino que la piscina había quedado con la mitad del agua, toda la instalación eléctrica de la vivienda se quemó y en los cables del frente de la casa habían quedado dos raros pinzamientos, a un par de metros uno de otro, con los cables pelados en el medio.
En todos los casos de Visitantes de Dormitorio que hemos investigado, estos rastros de campos electromagnéticos quedan en el lugar por un tiempo considerable. ¿Qué magnitud tienen entonces en el momento en que son producidos?
En los campos,  son bastante familiares los círculos producidos por hongos del tipo Calvatia Lilacina o Agáricus Campestris, cuyos micelios crecen en forma radial y  secan el pasto, dejando círculos perfectos, que a medida que vuelven las hierbas a crecer, aparecen los círculos más grandes, dejando la tierra desnuda.
No decimos que todas las huellas que se encuentran sin rastros de campos magnéticos se deban a estos hongos, pueden existir incluso huellas dejadas por el descenso de  OVNIs, donde el pasto crece más  fuerte y con colores más definidos que fuera de ella. Pero es llamativo que en huellas dejadas por estos aparatos avistados por testigos, los animales no quieran entrar en ellas o no coman los pastos dentro de las mismas.
Un Ingeniero de la CNEA con quien tuvimos la oportunidad de hablar de estos temas, nos comentó en su momento, que ellos siempre llevaban unas tiras detectoras, que cuando cambiaban de color, sabían que había que salir del lugar por contaminación por radiaciones.
Y recordando al grupo de investigación de CITEFA, en Victoria Entre Ríos, donde despliega sus actividades nuestra amiga y colega Silvia Simondini junto con su hija Andrea y su grupo de investigación, el acercamiento de un objeto a tierra, provocó que un tramo de alambre divisorio en un campo se deshiciera. Silvia recogió los restos con un imán, que estaban en el suelo desperdigados. En aquel momento los investigadores de CITEFA  calcularon que el alambre pudo haber estado sometido a enormes temperaturas para que esto ocurriera, que pudieron ser provocadas por microondas.
En 1989, por esos extraños designios de los hados, por decisión judicial, mi esposo el Licenciado Eduardo Grosso había sido asignado como la única persona que podía entrar a las propiedades de los dueños de la empresa en la que trabajaba. Curiosamente, en una de las propiedades oficiaba de casero un ex futbolista del equipo de Cerro Porteño de Paraguay, de quien el dueño de las empresas que administraba Eduardo ya le había hablado con respecto a un extraordinario Encuentro Cercano con un ovni.  El testigo se llama Carlos Veloto y su Encuentro con el OVNI, ocurrió en un paraje llamado Piribebuy en la República del Paraguay el 21 de agosto de 1976, donde con su suegro iban de caza. Esa noche, vieron con  estupor al subir una cuesta, una luz azul que inundaba toda la selva. Era una zona donde un arroyo seco cruzaba una hondonada y sobre este cauce seco pasaban las vías de un  ferrocarril. Carlos y su suegro, Lorenzo Ávalos, se escondieron observando aquel espectáculo. La luz surgía de un aparato a unos setenta metros (70) delante de ellos como una gran pantalla de cine.  Tenía forma de cigarro, que pudieron ver cuando el aparato en cuestión, se levantó del suelo, subió 100 metros y haciendo un giro de 90° se puso en posición vertical y ascendió. El testigo recuerda que hasta ellos y la vegetación se veían de color azul, mientras aquel OVNI estaba en el lugar; que lo observaron durante cinco (5) minutos viendo luego su despegue sin  ruidos, no pudiendo observar si estaba o no sobre el suelo, debido a una niebla que se desprendía del aparato. Cinco días después de este encuentro, Carlos volvió al lugar con un periodista del Diario ABC COLOR de Asunción. Allí pudieron comprobar que el OVNI había dejado una huella de 150 metros de largo, con pastos quemados y piedras calcinadas. A partir de ese momento, Carlos comenzó a debilitarse, bajó dieciocho (18) Kilos de peso, debiendo dejar el fútbol. Durante cuatro años su caso fue seguido y registrado en el Hospital de Tigre, Pcia. De Buenos Aires, Argentina. Luego de ese lapso de tiempo, aunque los médicos no encontraron nada especial, su  recuperación fue total.      
Por lo tanto, entrar en una huella provocada por microondas u otro tipo de radiaciones, nos puede cocinar, igual que deshace un alambre de metal, cocina pastos o sembrados y deja deshidratados a los pequeños animales e insectos del lugar, calcinando las piedras.
Liliana Flotta



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 En estas imágenes vemos el trozo de césped quemado con trazas de una sustancia oleosa y la huella en el parque de la familia visitada, de donde fue extraído. 

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