jueves, 11 de abril de 2013

Caso Silvia D.
Silvia es profesional de la salud, una mujer sumamente preparada que se desempeña en un Hospital muy importante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Se acercó a nosotros para contarnos sus experiencias, para ella muy extrañas, como lo es para todos los protagonistas de Visitantes de Dormitorio.
Sus experiencias comenzaron en la niñez, como era de esperar y tenía recuerdos de esos primeros encuentros con estos seres, un tanto confusos, según nos explicaba.
Sus comentarios fueron derivando hacia los momentos de tiempo perdido que entendía que había sufrido varias veces. Desplazándose hacia algún lugar o hacia su vivienda, se encontraba de pronto en un sitio desconocido, o se daba cuenta que había bajado del autobus en un lugar equivocado. Estos episodios se han ido repitiendo varias veces a lo largo de su vida hasta estos momentos.
Su necesidad era recuperar los recuerdos de su niñez que saltaban a su mente consciente, mostrando retazos de vivencias casi sin sentido.
Lo que nos lleva a la investigación es la recurrencia de pautas en la protagonista y síntomatología acorde con los casos de investigaciones anteriores.
Por ello, a su pedido, indujimos a la protagonista a un estado modificado de consciencia, llevándola hacia esos momento de la niñez en que se vio envuelta en esta trama.
Se encontró teniendo unos nueve años en su habitación, en la que a altas horas de la madrugada, se despierta con la visión de un ser al costado de su cama, de cabeza grande sostenida por un pequeño cuello, que movía hacia uno y otro lado continuamente.Se aterroriza al ver al pequeño ser, pues no se parece a nadie que ella haya visto antes y no sabe qué hace dentro de la habitación y al costado de su cama. Quiere cantar, para que se vaya, pues si cantaba él debía irse, pero no puede, tampoco puede moverse y ve al ser envuelto en una luz azul, pero su cuerpo en sombras. Aún así, percibe que quiere hablarle pero no puede escuchar nada y desea preguntarle qué le quiere decir y se da cuenta en ese momento que no tiene boca y que a pesar de que le está hablando, ella no puede entenderlo. El ser se despalza hacia los pies de la cama y luego desaparece por la ventana. Silvia queda más asustada pues, la niña sabe que nadie se va por la ventana. Ella recuerda que cuando aparecía debía cantar muy bajito para que nadie la escuchara y no despertar a los demás. En ese episodio, cree que el ser aparece porque no había rezado esa noche.
Estos son los recuerdos que pudimos traer de un episodio de su niñez, que por los aspectos fisiológios que presenta se han estado repitiendo hasta la actualidad.
En estos últimos días ha presentado síntomas que demuestran nuevas intervenciones de los Visitantes, al igual que los otros investigados desde hace varios años.
Es interesante que la protagonista de este caso, recuerde que no rezó para que no apareciera el visitante o que para que se fuera debía cantar.
Recordamos el caso de Ana María  en el Barrio de Devoto de Capital Federal, a quien el extraño se le acerca, habiendo entrado por la ventana de la habitación en una noche calurosa de verano y en su terror invoca a Jesús. De inmediato el ser se desplaza y desaparece.
Es evidente, como siempre dijimos y otros colegas también han entendido, que cuando se impone el protagonista enojándose o cambiando su estado de consciencia, cambia su química corporal y los Visitantes no pueden realizar sus experiencias sobre ellos.
Como con todos nuestros casos, seguimos la investigación pues sabemos que los Visitantes no dejan a sus elegidos. Y agradecemos a la protagonista que nos permita exponer su caso, que tenemos en investigación desde hace algo más de un año.
Liliana Flotta

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